HÉRCULES 5 *****

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La Butaca del Herculanismo

Hércules 2012-2013: una montaña rusa con final “feliz”

>> domingo, 16 de junio de 2013

Hércules 2012-2013: una montaña rusa con final “feliz”

No fue la mejor temporada del Hércules, pero a punto estuvo de ser la peor de su historia. Los alicantinos arrancaron la liga con Juan Carlos Mandiá y con problemas institucionales y terminaron la temporada con Quique Hernández y salvados a falta de tres jornadas. La llegada del valenciano y los fichajes de invierno dieron otro aire al conjunto herculano y el equipo alcanzó el objetivo de la permanencia en un año en donde el objetivo era el ascenso.


Una vez concluida la liga es el momento de hacer balance de lo bueno y de lo malo del año blanquiazul. Una vez más, la temporada del Hércules se podría resumir con una única palabra: sufrimiento. Sin embargo, y viendo lo que han dado de sí estos diez meses, la mejor metáfora posible para entender el curso futbolístico 2012-2013 quizás sea la de una montaña rusa. Desde la guerra fría Sergio Fernández-García Pitarch que comenzó en la misma pretemporada, la falta de planificación deportiva provocada por los problemas económicos, el lío que se montó con los jugadores en Navidad, pasando por el despido de Mandiá, la salida de Sergio Fernández, la llegada de Quique Hernández, los fichajes de invierno, hasta llegar finalmente a los últimos meses del campeonato donde un equipo prácticamente renovado dejó a un lado los problemas y consiguió la permanencia.

Guerra fría Sergio-Pitarch/Mandiá y mala planificación
Lo que empieza mal, acaba peor. Mucho antes de que comenzara la temporada, el malestar institucional ya estaba instalado en la Calle Foguerer Romeu Zarandieta. El pulso Sergio-Pitarch/Mandiá estuvo indirectamente relacionado con otro nombre: Javier Portillo. El regreso del ex madridista a Alicante estuvo envuelto en un entorno de polémica que a día de hoy sigue sin abandonar. Y es que el delantero de Aranjuez regresó a Alicante no por petición expresa de Sergio Fernández, en aquel momento Director Deportivo, sino por ser familiar de quien era: el yerno de Enrique Ortiz.

En ese mismo instante, las relaciones entre Sergio Fernández, que se oponía a la llegada de Portillo, y García Pitarch, presidente interino impuesto por Enrique Ortiz y que junto a Mandiá era partidario de la llegada del de Aranjuez, empezaron a torcerse. No había día que no se hablara de otro tema en la relación entre ambos dirigentes. Fue tal el desencuentro entre ambos, que la planificación deportiva quedó en un segundo plano.

Pitarch torpedeó en gran medida el trabajo de Sergio Fernández trayendo a jugadores de su entorno como Leandro Cabrera o Fran Mérida. La falta de organización llevó al Hércules a plantarse en el primer partido de Liga con un equipo con jugadores convocados que ni siquiera llegaron a completar un día de entrenamiento, caso del defensa Pere Martínez. Hasta cuatro futbolistas del filial tuvieron que entrar en la lista ante las bajas por lesión y la ausencia de fichajes.

El Hércules acusó mucho la marcha de jugadores importantes como Abel Aguilar o Samuel Llorca y también la falta de un referente en la delantera, puesto que la lesión por larga duración de Braulio dejó a Portillo como único delantero durante muchos meses. Semanas atrás, Urko Vera había dejado Alicante como el segundo máximo goleador de la temporada anterior. El delantero no encajaba en los planes de Mandiá. Asimismo, jugadores como Rivas o Callejón fueron apartados del grupo por el técnico gallego durante buena parte de la pretemporada y el comienzo de la liga.

Mal inicio y derrota en casa en el derbi
Las diez primeras jornadas del Hércules fueron bastante malas. Dos victorias y dos empates. En total 8 puntos de 30 posibles en 10 jornadas. Eso sin hablar del juego practicado. Las goleadas ante los filiales y la derrota en el derbi ante el Elche fueron lo más destacable de un primer tramo de competición en donde el Hércules dio serias muestras de la debilidad. El resultado en estas primeras jornadas: puestos de descenso. Una zona que el equipo ya no abandonaría hasta la finalización de la liga. Mientras tanto, las guerras internas seguían siendo una constante en el club.


      

De mal en peor. Destitución de Mandiá y peor comienzo de Quique Hernández
Las siguientes diez jornadas del campeonato no mejoraron en nada la imagen del Hércules. Todo lo contrario. Los blanquiazules sólo consiguieron una victoria y tres empates. Es decir, que sumaron menos puntos que en el primer tramo de la liga. En concreto, el resultado exacto fueron seis puntos que sirvieron para muy poco. Los blanquiazules eran últimos del torneo en la jornada 20 con apenas 14 puntos en su haber.

Sin embargo, este segundo tramo no perteneció a Mandiá sino a Quique Hernández. El técnico gallego aguantó hasta la jornada 10, pero el empate a cero ante Guadalajara fue el punto final a su tercera etapa como técnico del Hércules. Su lugar lo ocupó otro viejo conocido de la afición alicantina, Quique Hernández, quien también iniciaba su tercera etapa como preparador del Hércules.

Pero el técnico de Anna no empezó con buen pie. El Hércules no conseguía enlazar resultados. Las derrotas ante rivales directos como Mirandés y Ponferradina o el clásico ante el Murcia que también se perdió, hicieron mucho daño a los blanquiazules. Por si fuera poco, el Xerez, que por entonces estaba mejor de lo que finalmente acabaría el campeonato, endosó al Hércules una 'manita' en su propio estadio. La tensión que se vivía en los despachos parecía trasladarse también al césped. Algunos jugadores como Leandro Cabrera salían casi a fallo por partido cada vez que saltaban al campo. La grada se desesperaba y en muchos casos lo hacía con razón.

El “escándalo” de Navidad, punto de inflexión
Si hay un punto de inflexión que marca el futuro del Hércules, eso es lo ocurrido en la famosa cena de Navidad en la que algunos jugadores incumplieron el código interno del club por excederse en el horario. Pere Martínez, Fran Mérida, Juanmi Callejón, Diego Rivas, Anaitz Arbilla y Alberto Escassi. Son los seis jugadores expedientados por el club, de los cuales tan sólo dos consiguen continuar a las órdenes de Quique hasta el final de temporada. Los afortunados son Diego Rivas, quien afirmó retirarse antes de hora, y Alberto Escassi, quien pide perdón públicamente por lo sucedido. El resto, por decisión de Quique, son puestos en el mercado.

Un mercado de invierno necesario
A partir de aquí, el de Anna marca una línea de trabajo y unas pautas a seguir. Con Sergio Fernández más fuera que dentro, Quique toma el mando de los fichajes y en el mercado de invierno se incorporan unos cuantos jugadores nuevos a la disciplina blanquiazul. En el caso de David Cortés y Noé Pamarot, que ya venían entrenando a las órdenes de Mandiá, resuelven su contencioso con el Granada y pueden por fin jugar con el Hércules. Pero también llegan Nacho González, Mario Paglialunga, Javito, Pablo Redondo y Mario Rosas. Todo estos jugadores cambian por completo la dinámica del equipo y junto a otros futbolistas que tardan en explotar como Edu Bedia y Braulio o canteranos en estado de gracia como Eldin Hadzic, acaban por dotar de solidez a un Hércules que poco a poco empieza a competir de verdad.

Foto: Carla Cortés

El Hércules experimenta una mejoría
La mejoría tarda en llegar. Al Hércules de Hernández le cuesta diez partidos arrancar. Cuatro victorias y tres empates suponen una dosis de optimismo en el penúltimo tramo de la temporada. La gente empieza a creer y la permanencia deja de ser una utopía. Aunque la realidad es que la salvación está nada más y nada menos que a ocho puntos. Para muchos el partido ante el Castilla marca el principio del cambio. Aunque el Hércules deja escapar la victoria en un partido que bien es cierto que pudo haber perdido, las sensaciones son totalmente distintas. Este Hércules ya no es el Hércules fallón del principio. Y todavía quedan muchas jornadas por delante para revertir la situación.

Once jornadas sin conocer la derrota
Tras el empate en Madrid, el Hércules empieza la escalada hacia la salvación. Dos victorias seguidas ante Sabadell y Guadalajara y tres empates consecutivos ante Ponferradina, Xerez y Las Palmas, sitúan al equipo cerca de salir del descenso. Este hecho no se produce hasta la jornada 35 del campeonato, una semana después. El Hércules gana por la mínima al Córdoba y enlaza con otras cuatro victorias en las jornadas posteriores con Sporting, Huesca, Recreativo y Mirandés, dos de ellas ante rivales directos. El Hércules está en racha, haciendo números de ascenso y es junto al Villareal el mejor conjunto de la segunda vuelta. Incluso Portillo, que acaba marcando 17 goles en liga, le da la vuelta a sus críticas y entra en la historia del Hércules. La salvación es cuestión de días.

El Hércules se salva a falta de tres jornadas
En la antepenúltima jornada existe la posibilidad de que el Hércules logre la permanencia si Murcia y Racing fallan. Y así sucede. El traspiés de sus rivales le sirve al Hércules para saltar al estadio de Los Pajaritos sin la tensión de jugarse la categoría. Esta situación es aprovechada por el Numancia que acaba llevándose el partido y salvando también su presencia en Segunda un año más. Los dos últimos partidos apenas cuentan para el Hércules. En la penúltima jornada el Murcia gana con solvencia y urgencia en el Rico Pérez ante un equipo blanquiazul que juega con el freno de mano echado. El último partido ante el Racing es más de lo mismo. Al Hércules le falta algo de suerte, no mata el partido y el Racing consigue un triunfo excesivo ante los alicantinos que no le sirve para salvarse. Y así, con un final “feliz”, acaba una temporada para olvidar en la capital de la Costa Blanca. 







 




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